viernes, 24 de agosto de 2012

Pero bueno, ¿no estabamos en crisis?

Perpleja y casi ciega. Así es como quedé en cuanto vi las pasarelas con algunas de las propuestas para este nuevo otoño/invierno 2012-2013.

Los desfiles mostraron una nueva tendencia hacia la moda opulenta y rica. Verónica Mezzini en su blog De Moda la denominaba "una tendencia caracterizada por la riqueza, la geometría de las grandes dimensiones, el brillo llevado a los extremos, los accesorios lujosos, el regreso de la moda barroca con un despliegue de brocados, bordados, borlas, aplicaciones, pasamanería, brillos..."

Getty Images

Alicia Sans de TELVA.com en su reportaje "Especial Joyas" apuntaba que "las joyas vuelven de manera más contundente que nunca, da igual el precio o el valor, el caso es que se llevan, pero ojo, se llevan todas a la vez."... "Se acabó la era del 'menos es más' en cuanto a joyas se refiere porque ahora lo que necesitamos es un buen maxi collar con apliques o en su defecto ponernos varios a la vez. Un estilo M.A. del Equipo A pero con gusto..."

D&G

¡Enjoyadas! 

Y hablo de perplejidad no porque no se pueda hacer uso de ellas en  nombre de una falsa modestia o esa demagogia que impera hoy en día y que te impide disfrutar hasta de las luces navideñas, no; perplejidad porque hasta ahora se venía hablando de un nuevo tiempo en el que la crisis estaba cambiando los medidores de riqueza, los símbolos de estatus.

"Las pijas de ahora ya no llevan polo Lacoste y bolso de Carolina Herrera. No hay más que verlas en las revistas. Ahora visten blusones bohemios, chalecos setenteros, cuñas de madera y rayban de aviador", escribía Begoña Clérigues en su blog Malva y Rosa.


Parecía que el nuevo catetismo era semejarse a un anuncio ambulante de marcas de superlujo de pies a cabeza. No estaban bien vistas ni las demostraciones de abundancia ni la ostentación de riqueza y surgían nuevos símbolos de estatus: viajes de aventuras, hacer un master, trabajar en una ONG, tener alguna experiencia espiritual en un monasterio Budista...

Sin embargo, hete aquí que como en la famosa teoría del péndulo, otra vez nos encontramos con esta vuelta a la opulencia. Se habla de la Premiumization o el gusto por las ediciones limitadas, el lujo. Los productos exclusivos vuelven a tener seguidores. Los consumidores aspiran a una "diferenciación absoluta".


¿Tiene todo esto algo que ver con la moda de este otoño barroco? Pues no se sabe muy bien pero las pasarelas se han visto inundadas de dorados, brocados, encajes, lentejuelas y destellos por doquier.

Los abanderados de esta tendencia son por un lado Valentino, con diseños bordados en oro y aplicaciones de pasamanería.




Ralph Lauren

Dolce&Gabbana



Givenchy

 Y hasta el rey del estilo Lady, Oscar de la Renta muestra espectaculares vestidos de noche.
 

Pero de entre todos, la firma Marchesa es la que con su gama de colores en oro, plata y los materiales más lujosos deja sin aliento de puro filigrana.

 
   
 Y perdón pero creo que me ha salido un post un poco extenso y .... Rococó.

1 comentario:

  1. Hola,
    Muy bien, se nota tu vena periodística. Lo que dices es cierto, pero la crisis es en la calle, en los salones de fiestas, bodas, banquetes y demás saraos no hay crisis, al contrario la gente se empeña si no tiene, y los modistos a los que te refieres son de alta costura, que es para estas ocasiones. Además no te olvides que la gente llamados los "nuevos ricos" les gusta la ostentción más que a nadie, y son quienes lo compran.

    Muy bien las fotos.

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